Javier, un joven de 23 años, enfrenta el Síndrome de Guillain-Barré: un camino hacia el diagnóstico y la esperanza

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Después de una serie de visitas a hospitales y retrasos en su diagnóstico, Javier finalmente recibe tratamiento para el Síndrome de Guillain-Barré. Su historia destaca la importancia de una atención médica oportuna y el acompañamiento familiar.

Con síntomas debilitantes, múltiples traslados y una lucha en cuidados intensivos, Javier enfrenta los desafíos de esta rara enfermedad. La fe y el apoyo de su familia lo sostienen en su proceso de rehabilitación, que continúa siendo un largo camino de recuperación.

Un comienzo preocupante

Javier, un joven de 23 años que vive en el partido de Lomas de Zamora, empezó a notar síntomas inusuales cuando le comentó a su abuela Gladis que no podía caminar y experimentaba una intensa fatiga. Esa sensación de cansancio, en realidad, era debilidad muscular, y sus piernas se sentían pesadas y difíciles de mover. Frente a su malestar, decidieron llevarlo al hospital, donde los análisis iniciales no arrojaron ningún resultado preocupante.

Dolores y falta de coordinación

Aunque los estudios parecían normales, los dolores en las piernas de Javier persistían, llegando a un punto en el que sus extremidades perdían coordinación. En busca de alivio, Javier llamó a su tío para que lo trasladara a otro hospital, aunque tuvieron que esperar hasta que llegara su mamá para tomar una decisión definitiva.

Ingresos hospitalarios y complicaciones

Ese mismo día por la tarde, Javier ingresó a otro hospital donde le administraron suero, debido a que presentaba síntomas de anemia y deshidratación. Previamente había tenido gripe y, quince días antes, se había colocado la vacuna contra el COVID-19. Aunque recibió atención adecuada, el centro no contaba con las instalaciones necesarias para su condición, por lo que lo derivaron a otro hospital.

En el siguiente hospital, la situación se complicó, ya que le negaron la atención por falta de sillas de ruedas, a pesar de que Javier ya no podía mantenerse de pie. Finalmente, tras un viaje de más de una hora, llegó a un nuevo centro donde recibió el diagnóstico de Síndrome de Guillain-Barré (SGB), una enfermedad neurológica que su familia desconocía hasta ese momento.

El tratamiento y la lucha por su vida

Los médicos explicaron a la familia que era necesario un traslado a un hospital de mayor complejidad. Al llegar al Hospital de Clínicas, Javier fue atendido y, tras horas de espera, en un estado de parálisis, inició el tratamiento con inmunoglobulina, esencial para tratar el SGB. La

enfermedad había avanzado rápidamente y afectado su sistema respiratorio, lo que requirió su intubación y la colocación de un respirador para asistir sus pulmones.

Luego, los médicos realizaron una traqueotomía para ayudar a aliviar la presión en los pulmones.

El regreso a casa y un proceso de rehabilitación

Con el tratamiento iniciado, comenzó un período de espera y observación. La juventud de Javier les da a él y a su familia esperanza en su recuperación. Su abuela Gladis, mujer de fe, lo acompaña cada día, pidiendo a Dios por su salud.

En julio, Javier pudo regresar a casa, aunque con cuidados especiales, como una sonda gástrica y un régimen de rehabilitación para trabajar en su recuperación muscular. Cada avance es un paso más hacia la estabilidad.

Un llamado a la atención médica oportuna

El caso de Javier evidencia la importancia de una atención médica cuidadosa y rápida. La demora en identificar síntomas relevantes puede agravar considerablemente el estado de salud de los pacientes y, en algunos casos, retrasar el acceso a un diagnóstico y tratamiento efectivos.

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