Una vez más, Fundación Luz SGB CIDP Argentina visitó a su patrona, la Virgen del Valle, en Catamarca. Fue una experiencia profundamente espiritual y emotiva, donde los encuentros, los gestos y las palabras se convirtieron en señales de acompañamiento y renovación del compromiso.
En nombre de toda la Fundación, la presidenta Adriana Condori compartió su vivencia en la peregrinación, entregó una carta al obispo y distribuyó material informativo. Cada paso, cada conversación y cada señal fueron una confirmación de que no caminamos solos, y que la fe y la causa están entrelazadas en este camino de lucha, esperanza y amor por el prójimo.
“No entré acá por casualidad”
Así resumió Adriana Condori uno de los momentos más significativos de su reciente viaje a Catamarca, donde volvió a encontrarse con la Virgen del Valle, patrona de la Fundación. Como cada vez que visita ese lugar sagrado, su recorrido comenzó en la Catedral, con la misa, y luego la inscripción para la caminata. Esta vez, recibió el número 38, y aunque el tramo fue más corto por la presencia de adultos mayores, la intensidad emocional fue aún mayor.
En el camino se cruzó con Esteban y su hermana Soledad, oriundos de La Rioja. Ella trabaja en el ámbito educativo e integra la Fundación TMO, dedicada al acompañamiento y concientización sobre el trasplante de médula ósea, y al escuchar el trabajo de Adriana, expresó: “Todo lo que me estás contando es lo conozco», en alusión a su recorrido con la fundación TMO. Una conexión espontánea que dio lugar a un intercambio profundo y significativo.
Encuentros que sanan
A veces, los pequeños gestos se convierten en señales que reconfortan. De regreso al hotel, bajo el calor intenso, Adriana entró a un kiosco a comprar agua. Al entregar un folleto de la Fundación, la dueña le dijo: “Conozco la enfermedad, una de mis tías la tuvo”. Adriana no dudó: “Sabés, sé que no entré acá por casualidad”. Le dejó más material, y la mujer se comprometió a distribuirlo. No fue el único punto de contacto: hubo más manos extendidas, más corazones receptivos.
Un gesto simbólico: la carta al obispo
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Adriana logró entregar en mano una carta al obispo, junto con un folleto institucional. Le pidió que desde la Iglesia se ore por los enfermos y se hable de salud. El obispo la bendijo, y se comprometió a llevar el mensaje más allá de esas paredes.
Una presencia que se siente
“Recibo señales todo el tiempo: de mi hija, de César. Siento que no estoy sola en este camino”, expresó Adriana. Y aunque el regreso fue reciente, ya está trabajando en nuevas acciones, incluyendo el contacto con otra familia con la que se cruzó en la peregrinación. “Volví a casa hace dos horas, pero sigo en movimiento”, dijo, con la convicción intacta.
demás, esta acción quedó reflejada en el periódico de la Iglesia, donde se publicó una fotografía junto a los hermanos peregrinos., quienes hacen este recorrido desde la infancia. Una réplica de la Virgen que llevaban también pareció ser parte de las muchas señales del viaje.
La fe, la salud y el compromiso comunitario son pilares que nos sostienen y nos impulsan. Gracias a quienes acompañan este camino.
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